martes, 24 de marzo de 2015

LAS HABILIDADES COMUNICATIVAS

La comunicación verbal y no verbal entre cliente y terapeuta son una parte fundamental durante el proceso terapéutico. Este puede sentirse resentido, si el terapeuta no escucha o no muestra al cliente que lo está escuchando, si se expresa de modo claro o ambiguo, es poco especifico en sus intervenciones  verbales, carece de fluidez verbal, emplea un lenguaje poco adaptado al cliente, si es excesivamente prolijo o conciso, hace énfasis en las ideas importantes, no es capaz de captar o interpretar correctamente la comunicación no verbal del paciente o no sabe adecuar su información no verbal al cliente y a la situación.

Habilidades de Escucha: estas deben atender lo que el cliente comunica, procesar los datos atendidos y emitir respuestas de escucha verbales y no verbales. Ejemplo de respuestas simples: (una mirada amigable, asentimientos con la cabeza, inclinación y orientación corporal hacia el cliente, expresión facial de interés y comentarios del tipo “ya veo”, “sí”, “entiendo”, “uhm”).


Clarificación:
Se le pide al cliente que aclare el significado de un mensaje vago, ambiguo o implícito. Esto se realiza por medio de preguntas como: (¿Qué quiere decir cuando…? Puede aclar que…?, A qué se refiere con…?). O se le pide al cliente que trate de explicar lo mismo con otras palabras.

Se debe tener en cuenta que cuando un cliente está hablando por primera durante una sesión vez, conviene dejarle hablar y no interrumpirle, solicitando clarificaciones frecuentes. Estas deberán realizarse más adelante una vez que haya tenido la oportunidad de expresarse y ser escuchado.


Paráfrasis:
Consiste en recapitular con otras palabras o expresar resumida y organizadamente el contenido principal del mensaje del cliente. No conviene emplear las mismas palabras de este, ni repetirlo todo, sino expresar de un modo claro con las propias ideas clave del paciente cuando se considere oportuno hacerlo.


Reflejo:
El reflejo implica la expresión por parte del terapeuta de los sentimientos del cliente, tanto de los explícitos como de los implícitos. Estos últimos son inferidos a partir de expresiones previas del paciente, comportamiento no verbal de este y/o conocimiento que se tiene del cliente o de la situación referida. En otras palabras, a través del reflejo, el terapeuta expresa, cuando lo considera oportuno, la parte afectiva del mensaje del cliente junto con el contexto o situación a que se refieren los sentimientos. El reflejo no excluye el uso de la paráfrasis (de hecho, suele incluirla), pero implica siempre la repetición de un componente emocional.

Tanto la paráfrasis como el reflejo implican la recapitulación de aspectos del mensaje del cliente. Pero mientras que la primera recapitula el contenido del mensaje (haciendo referencia a situaciones, acontecimientos, ideas, personas y/u objetos), el segundo expresa los sentimientos o parte afectiva del mensaje. El reflejo de los sentimientos implícitos no debe ser empleado hasta que el cliente acepte el reflejo de los sentimientos explícitos, ya que si no, es probable que se produzcan respuestas de negación. El empleo del reflejo implica captar los sentimientos expresados explícita o implícitamente por el cliente a través de su conducta verbal y no verbal.

El reflejo puede emplearse con diversos propósitos: a) ayudar al cliente a sentirse comprendido y permitirle expresar su posible desacuerdo sobre lo que se le dice; b) animarle a centrarse en los sentimientos y, de este modo, percatarse de su ocurrencia, intensidad o importancia; c) animar-le a expresar más sentimientos sobre personas, sucesos o situaciones; d) permitirle discriminar entre diferentes tipos de sentimientos; e) no entrar en conflicto con un cliente que expresa sentimientos negativos sobre la terapia o el terapeuta.

Conviene tener en cuenta que el reflejo no es la única manera de que un cliente se centre en sus sentimientos y hable sobre los mismos; las preguntas acerca de cómo un paciente se siente sobre algo pueden utilizarse con el mismo fin. Por otra parte, el uso continuado de reflejos en una sesión puede ser visto negativamente por algunos clientes, especialmente cuando estos esperan otro tipo de intervención (p.ej., apoyo, preguntas, información). Asimismo, centrarse en la expresión de los sentimientos tampoco parece oportuno cuando un paciente ya dedica un tiempo considerable a ello, pero no toma ningún curso de acción, o se siente desbordado por sus emociones.


Síntesis:

Se define la síntesis o recapitulación como el empleo de paráfrasis y/o reflejos que resumen lo que el cliente ha comunicado durante parte de una sesión o a lo largo de una o más sesiones. Es frecuente al inicio y, especialmente, al final de las sesiones. La síntesis puede emplearse con diversos propósitos: a) unir los múltiples elementos (p.ej., afectivos, cognitivos, comportamentales, interpersonales, etc.) que ha ido comunicando el cliente para darles una estructura y/o clarificar la información; b) identificar temas comunes que se ponen de manifiesto después de diversas intervenciones del cliente o, incluso, de varias sesiones; c) hacer resúmenes de aspectos importantes; d) resumir el progreso logrado. Además, la síntesis, al igual que la paráfrasis y el reflejo, da la oportunidad al cliente de corregir la percepción del terapeuta.

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