La comunicación verbal y no verbal
entre cliente y terapeuta son una parte fundamental durante el proceso
terapéutico. Este puede sentirse resentido, si el terapeuta no escucha o no
muestra al cliente que lo está escuchando, si se expresa de modo claro o
ambiguo, es poco especifico en sus intervenciones verbales, carece de fluidez verbal, emplea un
lenguaje poco adaptado al cliente, si es excesivamente prolijo o conciso, hace
énfasis en las ideas importantes, no es capaz de captar o interpretar
correctamente la comunicación no verbal del paciente o no sabe adecuar su información
no verbal al cliente y a la situación.
Habilidades de Escucha: estas deben
atender lo que el cliente comunica, procesar los datos atendidos y emitir
respuestas de escucha verbales y no verbales. Ejemplo de respuestas simples:
(una mirada amigable, asentimientos con la cabeza, inclinación y orientación
corporal hacia el cliente, expresión facial de interés y comentarios del tipo
“ya veo”, “sí”, “entiendo”, “uhm”).
Clarificación:
Se le pide al cliente que aclare el
significado de un mensaje vago, ambiguo o implícito. Esto se realiza por medio
de preguntas como: (¿Qué quiere decir cuando…? Puede aclar que…?, A qué se
refiere con…?). O se le pide al cliente que trate de explicar lo mismo con
otras palabras.
Se debe tener en cuenta que cuando un
cliente está hablando por primera durante una sesión vez, conviene dejarle
hablar y no interrumpirle, solicitando clarificaciones frecuentes. Estas
deberán realizarse más adelante una vez que haya tenido la oportunidad de
expresarse y ser escuchado.
Paráfrasis:
Consiste en recapitular con otras
palabras o expresar resumida y organizadamente el contenido principal del
mensaje del cliente. No conviene emplear las mismas palabras de este, ni
repetirlo todo, sino expresar de un modo claro con las propias ideas clave del
paciente cuando se considere oportuno hacerlo.
Reflejo:
El reflejo implica la expresión por
parte del terapeuta de los sentimientos del cliente, tanto de los explícitos
como de los implícitos. Estos últimos son inferidos a partir de expresiones
previas del paciente, comportamiento no verbal de este y/o conocimiento que se
tiene del cliente o de la situación referida. En otras palabras, a través del
reflejo, el terapeuta expresa, cuando lo considera oportuno, la parte afectiva
del mensaje del cliente junto con el contexto o situación a que se refieren los
sentimientos. El reflejo no excluye el uso de la paráfrasis (de hecho, suele
incluirla), pero implica siempre la repetición de un componente emocional.
Tanto la paráfrasis como el reflejo
implican la recapitulación de aspectos del mensaje del cliente. Pero mientras
que la primera recapitula el contenido del mensaje (haciendo referencia a
situaciones, acontecimientos, ideas, personas y/u objetos), el segundo expresa
los sentimientos o parte afectiva del mensaje. El reflejo de los sentimientos
implícitos no debe ser empleado hasta que el cliente acepte el reflejo de los
sentimientos explícitos, ya que si no, es probable que se produzcan respuestas
de negación. El empleo del reflejo implica captar los sentimientos expresados
explícita o implícitamente por el cliente a través de su conducta verbal y no
verbal.
El reflejo puede emplearse con
diversos propósitos: a) ayudar al cliente a sentirse comprendido y permitirle
expresar su posible desacuerdo sobre lo que se le dice; b) animarle a centrarse
en los sentimientos y, de este modo, percatarse de su ocurrencia, intensidad o
importancia; c) animar-le a expresar más sentimientos sobre personas, sucesos o
situaciones; d) permitirle discriminar entre diferentes tipos de sentimientos;
e) no entrar en conflicto con un cliente que expresa sentimientos negativos
sobre la terapia o el terapeuta.
Conviene tener en cuenta que el
reflejo no es la única manera de que un cliente se centre en sus sentimientos y
hable sobre los mismos; las preguntas acerca de cómo un paciente se siente
sobre algo pueden utilizarse con el mismo fin. Por otra parte, el uso
continuado de reflejos en una sesión puede ser visto negativamente por algunos
clientes, especialmente cuando estos esperan otro tipo de intervención (p.ej.,
apoyo, preguntas, información). Asimismo, centrarse en la expresión de los
sentimientos tampoco parece oportuno cuando un paciente ya dedica un tiempo
considerable a ello, pero no toma ningún curso de acción, o se siente desbordado
por sus emociones.
Síntesis:
Se define la síntesis o recapitulación
como el empleo de paráfrasis y/o reflejos que resumen lo que el cliente ha
comunicado durante parte de una sesión o a lo largo de una o más sesiones. Es
frecuente al inicio y, especialmente, al final de las sesiones. La síntesis
puede emplearse con diversos propósitos: a) unir los múltiples elementos
(p.ej., afectivos, cognitivos, comportamentales, interpersonales, etc.) que ha
ido comunicando el cliente para darles una estructura y/o clarificar la
información; b) identificar temas comunes que se ponen de manifiesto después de
diversas intervenciones del cliente o, incluso, de varias sesiones; c) hacer
resúmenes de aspectos importantes; d) resumir el progreso logrado. Además, la
síntesis, al igual que la paráfrasis y el reflejo, da la oportunidad al cliente
de corregir la percepción del terapeuta.
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